En lo que va corrido de 2016, en el país se han instaurado casi tres mil 200 denuncias penales diarias. La altísima cifra pone de presente que en Colombia, en el año, se presentan más de un millón 100 mil noticias criminales, nombre que las leyes penales vigentes dan a las denuncias. La conclusión es que la inseguridad es el más grande flagelo que sufre hoy la ciudadanía. El delito más cometido es el hurto, seguido de las lesiones personales.
Aterra el surgimiento de nuevas modalidades de ilícitos que lesionan en grado sumo a comunidades enteras, como ocurre en la Comuna Uno de Medellín, donde viven personas de pocos recursos económicos y cada familia debe pagar a bandas de delincuentes la suma de $ 1.000 semanales para que no les corten los servicios públicos domiciliarios.
¿Será que hay exceso de denuncias penales, es decir, que los colombianos denuncian como delitos muchos hechos que no lo son? Ello puede ocurrir, pero no explica a satisfacción el alto número de delitos que se informa a las autoridades, en especial en nuestras ciudades.
La Fiscalía General ha implementado (como herramienta para atacar el delito en tiempo real) el Censo Delictivo Nacional, que será divulgado cada semana, buscando dar dinamismo a labor investigadora de tal agencia estatal. Mas ello no es suficiente, ya que el número de delitos que a diario se cometen es tan alto, que desborda cualquier previsión y la Fiscalía no alcanza a investigarlos, quedando muchos casos en la impunidad.
Así, es necesario implementar nuevas políticas para enfrentar con éxito el problema de inseguridad ciudadana que se vive, como puede ser el desarrollo de la figura de los Jueces de Pequeñas Causas, y además dar impulso a la institución de los Jueces de Paz para que conozcan y resuelvan pequeños conflictos presentados entre habitantes de las comunas.
Lo anterior es necesario, pues se sabe que la estructura actual de la Fiscalía es incapaz de enfrentar airosamente el alto número de delitos que se cometen, los que, según los expertos, aumentarán en la etapa del posconflicto, esa que el país comienza a vivir, que implica un pico alto de dificultades y realidades de difícil solución; solo saldremos airosamente de ellas si las autoridades logran diseñar y aplicar eficaces planes especiales, de alto impacto.
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