Editorial: Dicen de la experiencia…

A la par se vino a saber que en el Ibal, a más de la prepotencia e ineptitud que se enseñoreó en la institución en el desgraciado cuatrienio se han venido acumulando las sanciones derivadas de la falta de atención a las quejas de los usuarios por el deficiente servicio que ya suman más de 673.6 millones de pesos.

Como si se tratara de una maldición bíblica por medio de la cual se impusieran penas a una comunidad por haber cometido un craso error político, se siguen destapando aflicciones, sanciones y perjuicios económicos y sociales derivados de la administración de Luis Hernando Rodríguez Ramírez y el sinigual equipo que le acompañó en sus múltiples desaguisados.

Sin embargo, no se produce el necesario pronunciamiento del aparato judicial respecto de los responsables y cómplices, ni se sabe de las sanciones sociales, administrativas y políticas con las que se debe expresar la comunidad afectada.

Tan solo a fines de la semana pasada un grupo de los miles de familias afectadas por la destrucción de los escenarios deportivos existentes y la menos que precaria contratación y ejecución de los que habrían de reemplazarlos, se manifestó en reclamos en los sitios del desastre y, con razón, exigieron la acción de los jueces así como de la nueva administración para comenzar el largo, penoso y costoso proceso de reconstrucción de tan extendido deterioro del patrimonio público.

A la par se vino a saber que en el Ibal, a más de la prepotencia e ineptitud que se enseñoreó en la institución en el desgraciado cuatrienio se han venido acumulando las sanciones derivadas de la falta de atención a las quejas de los usuarios por el deficiente servicio que ya suman más de 673.6 millones de pesos.

No hay que olvidar que cuando se le reclamaba en foros y medios al gerente de entonces, Carlos José Corral Albarello, señalaba a los críticos como confabulados contra la ciudad y mentirosos cuando se confrontaban los costosos y crasos errores técnicos y de administración que fueron la constante de su nefasta gestión.

Se hablaba atrás de las sanciones políticas que deberían producirse para con los promotores de la malhadada administración y quienes la avalaron en el proceso eleccionario y mediante su apoyo en el Concejo. Es preciso recordar que Rodríguez peregrinó por todos los movimientos políticos existentes en el municipio, en una cabal muestra de coherencia ideológica y claridad política.

Por cierto, y de acuerdo con lo conocido recientemente en los medios y mentideros políticos, un frustrado aspirante a la Alcaldía pretende seguir la misma ruta y ya se le abren las puertas para ver si al electorado le hacen la operación que se supone no le pueden hacer a los canes. Hay que ver que en este nuevo caso los antecedentes empresariales, familiares y políticos del converso son aún más tenebrosos.

REDACCIÓN EDITORIAL

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