Recientemente y con el auspicio de la Procuraduría que solo se mueve a través de un emplasto de naftalina, oscurantismo, fanatismo y protección de poderes espurios se ha coordinado un ataque contra los procesos de restitución, en el que ha tomado protagonismo el presidente de los ganaderos quien a falta de argumentos ha resuelto desbordar el límite de los decibeles en sus intervenciones.

El envío de tan completo contingente a indagar hace aparecer la sospecha de la existencia de una conjura cuyos afectados serían Colombia y sus habitantes. Tan aterradora opción obliga al Gobierno a llegar al fondo de la investigación y a revelar el resultado de la misma a la mayor brevedad.

Por supuesto que allí no habrá de parar la controversia que seguirá librándose respecto de este tema, así como de la mencionada adopción, la eutanasia, el aborto sin limitaciones y el uso de ingredientes como la marihuana para uso medicinal.

No se piense que es asunto nuevo ni se trata de casos aislados, pues quienes ya peinan canas (o no peinan nada) recuerdan que una de las ocasiones por las que Alberto Santofimio ha pagado tiempo en prisión tuvo que ver con la contratación de muertos, personas inexistentes o analfabetas como asesores de la Cámara

No hay que olvidar que tales procedimientos no son invención nueva sino se han repetido impunemente a lo largo de los años, con muy caracterizados protagonistas que engordan sus faltriqueras sin reatos de conciencia. Granujas de esta condición no merecen otra cosa que el oprobio y el rechazo de la ciudadanía.

El escándalo dado a conocer y que se ha denominado Panamá Papers señala que entre los clientes de Mossach y Fonseca hay 800 colombianos entre ellos el mayor accionista de Enertolima. Algunos de los que allí figuran han salido a defender su posición y a señalar que sus empresas tributan en regla en Colombia.

Razón de más para esperar el éxito con premura de las conversaciones con el ELN, en la expectativa de conseguir la paz en un territorio que ya no tiene memoria de esa situación de normalidad. Es el anhelo de la mayoría.

Comienza el mes de las lluvias y, al menos, en Ibagué se presentan prolongadas precipitaciones, lo que de alguna manera ha de contribuir con el bienestar de los agricultores, el suministro de agua y a superar la crisis del feómeno de ‘El Niño’.

Algo parecido (guardadas las dimensiones y el alcance) se escenifica en Colombia y tiene que ver con numerosos procesos que se llevan a cabo en el aparato de justicia y que se pretenden banalizar con argumentos inanes como señalar que son producto de una persecución política.

Las delegaciones encabezadas por Frank Pearl y “Antonio García” han firmado y solo falta que se cumplan los requisitos para iniciar lo que será una ardua y complicada confrontación verbal e ideológica. Ojalá la discrepancia de tiempos se salde con un pronto acuerdo para así iniciar el duro camino de la reconstrucción y la reconciliación.